lunes, mayo 30, 2005
lunes, mayo 23, 2005
domingo, mayo 22, 2005
Lluvias
Qué desgracia este clima del demonio...las vacaciones me recibieron con una fuerte temporada de lluvias que ha arrasado medio país (o tal vez más), ha generado infinidad de trancones que hacen realmente imposible el transporte en la ciudad al igual que en el resto del "Territorio colombiano", ha dejado sin vivienda a miles de colombianos, ha quitado vidas, en fin. Odio que llueva, y habrá muchos que están en total desacuerdo conmigo, cagada. Odio que llueva porque odio estar mojada (mi sombrilla murió hace como 2 semanas), odio enfermarme (ver introducción del blog), odio no poderme desplazar de un lado a otro ágilmente o mejor, normalmente, odio montar en cualquier maldito medio de transporte sin un jopo de ventilación, con vidrios empañados y a 122544542 grados más que fuera del mismo, odio que me laven los hijuemadres carros (tradúzcase buses y taxis especialmente) mientras intento caminar tranquilamente cuando "escampa", odio el olor de esta ciudad en la época de lluvias (aunque reconosco que es mucho más soportable que el de muchas otras ciudades del "primer mundo"), odio que mi perro se orine en la casa porque nadie lo saca porque se moja uno y el desgraciado animal, en fin... Realmente solo toleraría la lluvia un domingo despues de las 8 de la noche hasta digamos, el lunes hasta las 6 de la mañana.. eso haría de mis domingos un poco más deprimentes de lo que ya son, pero creo sinceramente, que no me importaría mucho y creo que a nadie en general, porque aportarle una desgracia adicional al domingo ni le quita ni le da absolutamente nada a nadie..Pero bueno, no depende de mi lastimosamente, entonces me dispondré a ver televisión mientras cae la lluvia en un día cualquiera de vacaciones, más adelante entraré a internet, dormiré o llamaré a cualquier desparchado igual que yo a "saludar", hasta que a "SAn Pedro" le dé por dejar de joder...
martes, mayo 17, 2005
Cuento
Caía la noche en aquel bosque frío de un lugar lejano… el dragón emitía sonidos desesperados, estaba hambriento, brotaba fuego de sus fauces, todos le temían. Era un ser monstruoso, de ojos agresivos y tamaño descomunal. Caminaba avanzando rápidamente; se dirigía a las ruinas de aquel castillo celta que, alguna vez gobernó un imperio y ahora, servía de refugio de una bestia espantosa.
Escuchó ruidos estando cerca, se extrañó… nadie se atrevía a entrar en su castillo! Luego entró y vio, justo en el medio del patio central, a una bailarina…se estaba moviendo al compás de una melodía armoniosa, su cuerpo le recordaba las hojas durante el otoño, guiadas por el viento, tan frágiles, tan livianas, así, igual, era ella…
Permaneció inmóvil unos minutos, procuraba no molestar a la bailarina ni siquiera con su respiración, la contenía. Su mente disparaba preguntas ágilmente: ¿Quién es? ¿Qué hace acá? ¿De dónde viene?
De momento, la música cesó… La bailarina se volteó y se percató de la presencia del espectador; no se movió, no habló, emitió una sonrisita nerviosa que, en realidad parecía un llanto mudo… Temblaba, estaba horrorizada, ¿Dónde se habría metido? Entonces, el deseo de huir se apoderó de ella y corrió tan rápido como le fue posible, huía, lloraba… se despertó.
No pudo dormir por un tiempo; a la semana concilió el sueño de nuevo. El sueño se repitió, el dragón era menos monstruoso esta vez, pero era el mismo. En el segundo sueño, no huyó, por el contrario, lo miró detenidamente… volvió a despertarse luego.
Durante la segunda visita, el dragón, por su parte, se alegró de verla. Sonrió, pero su sonrisa parecía desafiante, pensó que ella vendría todas las semanas a bailar en su castillo; le alegró la idea de verla más seguido.
Pasó un tiempo, semanas, meses, años… el dragón la esperaba con ansiedad, no la veía, la necesitaba, cerraba los ojos para recordarla, la imagen de la bailarina fija y nítida en su mente… la extrañaba; la amaba…
Ella se había olvidado de el, de su sueño, de todo… los humanos se olvidan de todo tan fácilmente…
Pero un día, la bailarina volvió… de nuevo bailaba en el patio central del castillo celta; sus movimientos eran más lentos ahora, pero igualmente hermosos. El dragón se emocionó tanto al verla que quiso nunca separarse de ella. Entonces abrió sus fauces y en un segundo, la devoró; la bailarina nunca se volvió a despertar.
Pasaban los días, el dragón sentía, de vez en cuando, a la bailarina bailando dentro de el… unas veces en su corazón, otras en su cabeza, esto lo hacía feliz!
Sin embargo, un buen día el dragón quiso verla de nuevo y se dio cuenta que ya no era posible. No sabía cómo sacarla de sí para poderla observar, y ahí, en ese preciso momento, se arrepintió de haberla devorado, así lo hubiera hecho por amor.
Entonces, el dragón abrió sus alas y voló hasta el mar, allí se dejó caer, sumergir, como una inmensa roca en un gran pozo. Quería estar con ella, como antes, como siempre, como nunca…
Ya en el mar, había un solo deseo en la mente del dragón: volver a ver a la bailarina bailar….
sábado, mayo 14, 2005
Carta de un suicida
...Y es así como el hombre sufre, porque recuerda, porque no se puede devolver, porque nada puede cambiar. Sufre porque piensa, porque sabe, porque no sabe... Y el hombre llora porque a veces no puede escapar o simplemente porque no puede regresar.. y llora y sufre...
Yo ya no quiero pensar. Me cansé de recordar momentos desvanecidos en el tiempo que alguna vez fueron y nunca jamás volverán a ser. Me cansé de llorar, de sufrir y pensar.
Para mí es vacía la televisión, no le encuentro sentido a la radio.. Los medios se cagaron una historia de imaginación propia del hombre unificando conceptos, intentando enseñar una forma de pensar... de imaginar... de amar...nos cortaron las alas....No tienen sentido...
Finalmente no, nunca encontre a Dios, y no me pudo salvar...
Me canse, si.. y Qué?
Rayuela - Capítulo 7
Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.
Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.