Hay gente tostada...
Dalí conoció en 1929 a Helena Diakonova (Gala), hija de un abogado ruso y compañera del poeta surrealista Paul Eluard. La vió por primera vez en la terraza del hotel Miramar, en Cadaqués, junto a su marido. Quedaron en encontrarse a la mañana siguiente, en la playa. Dalí decidió prepararse para el encuentro de una manera totalmente simbólica. Se arremangó la ropa para hacer resaltar el bronceado. Se puso al cuello un collar de perlas y en la oreja un geranio rojo. Se hirió al afeitarse la axila y se embadurnó el cuerpo con su propia sangre, a la que agregó una mixtura de cola de pescado, estiércol de cabra y aceite. Al día siguiente ella le tomó la mano y le dijo gravemente: «Mi pequeño, ya no vamos a separarnos»". Pocos meses después, profundamente enamorados, se van a vivir juntos. Desde aquel momento, Gala será para Dalí amante, amiga, musa y modelo.
Si ha existido gente de esa índole, nosotros no tenemos absolutamente nada de que preocuparnos...!!!
Dalí apesta. Punto.
Lo más curioso es que justo ese par van a encontrarse. Eso no puede ser casualidad ni por chiste.
Kam, evidentemente Dalí apesta.. despues de echarse encima mierda de cabra.. cómo no? ;)
Ojala fuera por eso Lina, pero desgraciadamente Dalí y Duchamps son los culpables de que mis compañeros sean lo que son.
No hay que despreciar lo ingenioso de la anécdota. Realmente apestoso, pero esos detalles inesperados y representativos son los que matan. Por lo menos mucho más que unas flores de Don Eloy.
Bien por lo fuera de lo común al expresarse.